La gastronomía y el coronavirus

Desde hace poco más de un mes, el coronavirus es la noticia con la que nos levantamos todos los días. Todos los sectores andan de cabeza y en particular el del turismo, donde la gastronomía es pieza fundamental.
Todos tratamos de averiguar cuál va a ser nuestro futuro, pero son tantas las variables que desconocemos, que prácticamente es como jugar a adivinar el futuro.
Desde este vuestro rincón, voy a tratar de “adivinar” desde el sentido común, qué puede suceder con la gastronomía. Ya hay compañeros de profesión ilustres que lo han hecho y existen estudios económicos de cómo va a evolucionar el sector donde reflejan las perspectivas, por cierto negras, para la hostelería que engloba un porcentaje superior al 16 por ciento del PIB, y donde se da trabajo a 1,7 millones de personas.
Yo, simplemente, quiero transmitir mis inquietudes y mis pensamientos de estos días.
Está claro que no vamos a constituir una excepción, fuimos los primeros en cerrar, y seguramente seremos los últimos en incorporarnos al tejido productivo del país.Todos los medios auguran que será el sector más lastrado y perjudicado, pero vamos a reflexionar un poco y vamos intentar dar algo de luz y optimismo.
Está claro que después de este más que largo confinamiento, casi todas las personas están deseando salir, ver a los amigos y seres queridos, y a ser posible, comer fuera y dejar de preparar en casa, que ya estamos todos más que hartos. En definitiva volver a nuestros orígenes, porque somos un país de salir, socializar y recorrer nuestros bares y restaurantes. Ahora bien, hasta que no se encuentre solución al bichito, tendremos que tomar medidas. ¿De qué tipo? Por una parte todos tendremos seguramente que reducir aforo y limitar la capacidad de las mesas por comensales: 2 , 4,… esto es una incógnita por el momento.
Deberemos ser todavía más rigurosos si cabe con todos nuestros procesos de manipulación y de preparación y ser muy exigentes con nuestros proveedores. El objetivo primordial es dar la confianza al cliente , que en el restaurante esté tan seguro como lo ha estado en su propia casa.
Pienso que lo difícil va a ser trasmitir al cliente la sensación de seguridad. Es un factor nuevo que nos vamos a encontrar, la inseguridad y el miedo. Totalmente comprensible y lógico; como decíamos antes, hasta que no haya vacuna, las soluciones no serán del todo efectivas .
Nuestros negocios son de contacto, de cercanía, y han de evolucionar, porque ante todo debemos transmitir y dar todas la seguridades para el cliente.
Los restaurantes tendrán que hacer el doble de esfuerzo que antes para tener la mitad de sus resultados en el mejor de los casos, y deberán complementar con actividades de delivery para que los números cuadren. En definitiva, todo ese panorama lúdico que teníamos antes del 12 de Marzo, va a ir cambiando.
Las incógnitas son muchas, pero debemos confiar en recuperar, no la nueva normalidad, sino la auténtica normalidad. La de nuestros contactos con amigos, de reunirnos, salir, ir a las terrazas, celebrar con nuestros seres queridos nuevamente, e ir a bares , restaurantes y poder compartir la normalidad del contacto social, sin miedo y con la máxima seguridad.
Confío en que la ciencia encuentre rápido, una solución eficaz, primero en forma de medicamento, y rápidamente en forma de vacuna. Espero que el sentido común dirija nuestras conductas, no sólo las individuales, sino la de aquellos que nos gobiernan, y sé, fundamentalmente, que el ser humano supera cualquier adversidad y, no tardando mucho, esto habrá sido un mal sueño y de nuevo podremos recorrer las calles y visitar a nuestros queridos bares y restaurantes de nuevo.
Pero un último punto, lo primero es la salud y eso es lo que más nos preocupa, por eso a la hora de abrir queremos dar siempre las máximas garantías y queremos la seguridad de que nuestros proyectos pueden continuar, con garantías económicas razonables.
Tiempos difíciles, de los que seguramente saldremos reforzados como personas y que nos permitirán relacionarnos, si cabe, con más alegría y más autenticidad.
¡Vivan nuestros bares, que son esos lugares de nuestra memoria colectiva!
Gracias y, como siempre, esperando vuestras opiniones desde aquí.
Juanjo López.
Valles del Esla | mayo 19, 2020