El foodie

Comida sana

El término foodie está muy extendido y, en mi opinión, se utiliza con demasiada frecuencia. Personalmente me gusta más llamar al foodie disfrutón o persona con gusto por el buen comer, defensor del producto y defensor nuestros valores en la cocina.

Hoy en día, cualquiera con la cámara de un móvil y un pequeño recorrido por sitios de moda , piensa ya que es un foodie o un entendido en gastronomía. Así nos va…

La gastronomía es en primer lugar una pasión, una forma de vivir. Conlleva un proceso educacional desde la infancia que vamos desarrollando con los años a base de esfuerzo y muchos sacrificios.

Quien de pequeño no haya vivido en un ambiente familiar donde la buena mesa era un hábito y una forma de comunicarse con la familia, seguramente le costará entender ésto del comer. A comer se aprende después de muchos años y necesita que alguien nos vaya introduciendo. Aunque es cierto que hay personas mas preparadas para ello, la sensibilidad a la hora de apreciar olores y sabores le aporta un valor añadido importante, es verdad que la iniciación desde pequeño es fundamental .

Hace no demasiados años la mesa en familia era fundamental, no solo para comer, sino para comunicarse y entenderse. Había reglas y horarios y se creaba una especie de disciplina culinaria. Existían también fechas determinadas para tomar tradicionalmente algunos productos. Éstos forman parte de nuestra memoria histórica de la gastronomía. Quien carece de estas referencias históricas tendrá una evolución gastronómica que requerirá muchos más esfuerzos.

Fijaos que hasta el momento hemos hablado de memoria, familia, tradición, rigor y calendario, sin importar el orden, porque la cocina, como os decía al principio, es parte de nuestro genoma humano, de nuestra experiencia y todo ésto es lo que se sustenta nuestro inicio en el mundo de la gastronomía.

Como tendencia y moda, aspectos éstos tratados en otros artículos, la gastronomía se ha elevado casi al nivel de ciencia y es considerada por aquellos que la practican a nivel de arte. A mi todo ésto no deja de darme en cierta medida vértigo, hace que perdamos a menudo la realidad y vivamos tiempos donde todo vale, donde lo autentico convive con lo falso, donde la moda y conceptos como ver y ser visto terminan devorando lo auténtico y lo bueno, pasando a veces desapercibidos en un mundo global donde la máxima de que las cosas no son como son, si no, como parece que son, se convierte en una realidad que aplasta a la verdad.

La tendencia a exaltar lo que viene de fuera en detrimento de lo nuestro personalmente me horroriza. Valoro todo tipo de cocina, pero sin perder el norte, máxime cuando muchos valoran cocinas foráneas sin haber viajado nunca a los países de origen y saber qué es lo que allí se hace; así resulta extraño.

Mis recomendaciones, con toda humildad, pasan por la autenticidad. Nuestro producto, nuestra diversidad, nuestras tradiciones. Enseñar a nuestros hijos los valores esenciales de nuestra gastronomía, que sea un punto de encuentro, alrededor de la mesa, para poder comunicarnos entre nosotros, que es para la lo que realmente sirve la gastronomía: como punto de encuentro de culturas y de familias, en torno a un plato en el centro de la mesa.

Por éso, sin olvidarme de lo que significa comer y cenar con sus distintas liturgias y lo que conllevan, empezaría a darle importancia, sobre todo ante nuestros hijos, a los desayunos, las meriendas con fundamento, y aquellas celebraciones en días especiales. Para irles marcando en su memoria gastronómica con momentos mágicos e imborrables.

Porque ante todo el arte de comer es pasión, alma que compartir y mucho cariño para dar. Sin estos elementos estaríamos hablando de otros temas, que a mi personalmente ya no me interesan demasiado, aunque los respeto. Seguramente me estaré haciendo mayor, pero creedme que me siento orgulloso de ello, así como de mis tradiciones, y seguramente también de mis incongruencias y contradicciones.

Gracias y recordar que al final siempre lo más importante es lo que vosotros sintáis. Espero que a través de todos estos artículos os haya provocado a la reflexión, a no estar de acuerdo en nada conmigo y que al menos la pasión que siento por la gastronomía, por el producto, por la autenticidad, os haya llegado a vuestros corazones.

Por mi parte gracias por vuestro tiempo, y por vuestra consideración.

Juan José López


Valles del Esla | septiembre 17, 2020

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