La cultura de seguridad alimentaria

Esta cultura de seguridad alimentaria sobre la que vamos a tratar, tenemos que ser consciente que reside en todas las empresas dedicadas al sector servicios y aprovisionamiento, que están obligadas a proveer al consumidor de un producto con la mayor calidad posible, con el fin de mantener una correcta proporción entre los precios y la calidad ofertada, pero cuando hablamos de seguridad alimentaria, estamos yendo un paso más allá.
En particular, en el caso del sector de la alimentación e independientemente de la calidad de los productos que queramos ofrecer al consumidor, cualquier empresa está obligada a cumplir con unos requisitos mínimos sobre seguridad alimentaria, establecidos por los poderes reguladores y sancionadores sobre la materia, que promueven una cultura de seguridad alimentaria, que nos proteja a todos.
En todos los sectores, categoría de productos o canal de venta existe un pliego de condiciones básico desarrollado por la administración sobre seguridad alimentaria que cualquier proveedor de alimentación estaría obligado a observar.
¿Qué es la cultura de seguridad alimentaria?
La cultura de seguridad alimentaria es el conjunto de valores y prácticas que buscan garantizar la calidad e inocuidad de los alimentos en todas las etapas de la cadena alimentaria. Esto implica la participación activa y responsable de todos los actores involucrados, desde los productores hasta los consumidores, promoviendo valores como la transparencia, la responsabilidad social y ambiental, la ética y la confianza en la información que se proporciona a los consumidores. Las prácticas asociadas a esta cultura incluyen la implementación de medidas de higiene, la trazabilidad de los alimentos, la capacitación de los trabajadores y la adopción de normativas y estándares internacionales de seguridad alimentaria.
La cultura de seguridad alimentaria en España
En este sentido, España es uno de los países que mayor atención presta la cultura de seguridad alimentaria, mediante determinados cumplimientos a través de las diferentes instituciones que controlan los mínimos exigidos en la relación entre proveedor/productor y consumidor. Mínimos, que lejos de ser laxos o condescendientes, son bastantes rígidos e inflexibles.
En nuestro país existe muy poca tolerancia con los riesgos en la cadena de distribución y/o producción, lo que nos convierte en uno de los países más seguros y con mayor control dentro de dicha cadena, generando en consumidores y proveedores una mejor cultura de seguridad alimentaria que muchos de los demás países europeos, y por supuesto, también a nivel mundial.
Dicha cultura de seguridad alimentaria afecta a todas las categorías alimenticias, pero presta especial atención a todo lo que se refiere a los productos frescos o perecederos (carnes, pescados, frutas, verduras,…), puesto que son los productos que mayor riesgo tienen de sufrir alteraciones que puedan suponer múltiples y fatales consecuencias dentro de la cadena de distribución, ya que los requerimientos de transporte en frío hacen que su distribución sea más complicada y haya que estar pendiente de otros factores que en los demás sectores de alimentación seca o no perecedera no se requieren (transporte en frio con temperatura controlada, vida útil más corta, supervisión de la integridad de la cadena de frío, etc…).
Dichos controles impuestos por la administración empiezan desde el momento de la producción, con el control sanitario de los animales contra posibles enfermedades, controles del bienestar animal y sensibilidad con el medio ambiente, seguimiento integral del producto y de la trazabilidad en su origen, controles rutinarios de las diferentes explotaciones e industrias mediante auditorias privadas y de la administración, etc.. .
En esta etapa también se considera el respeto de la normas en la cadena de distribución, transporte de productos en vehículos adecuados con dispositivos de temperatura controlada, controles sanitarios para garantizar la higiene durante el proceso de transporte, conservación e integridad de la cadena de frio durante dicho proceso, descarga y almacenamiento cumpliendo con los requisitos mínimos exigido.
Y terminando con el control de los productos durante el almacenaje o la venta en los diferentes puntos de distribución dentro de los distintos canales (control de temperaturas y observancia de las medidas de higiene tanto en los inmuebles de almacenamiento y reposición como en los mostradores y lineales de los establecimientos comerciales, control absoluto sobre la vida útil, documentación completa que permita el seguimiento del producto al 100% a través del control de trazabilidad correspondiente, etc…).
Organizaciones para el control de la seguridad alimentaria
Además, no solo las administraciones públicas son las que se encargan de regular estos procedimientos de manera frecuente y calendarizada. También las cadenas de supermercados, la gran distribución, que son las que operan dentro del canal que más transacciones comerciales aportan a la cadena alimenticia, y las propias empresas privadas a las que externalizan el servicio, ejecutan periódicamente una serie de actos procedimentados orientados al control y a la seguridad alimentaria que constituyen un doble control sanitario, ejecutado a través de sus propias auditorías internas.
Ningún retailer de nombre se quiere ver envuelto en un problema de seguridad alimentaria, con las consecuencias tan negativas que eso puede acarrear a la enseña a nivel reputacional y a nivel económico, por culpa de las sanciones que se puedan derivar de una mala praxis.
En España, son muchas las instituciones de carácter privado que velan por nuestra seguridad alimenticia, como pueden ser la OCU (Organización de Consumidores Unidos) o FACUA, pero la más importante siempre es a nivel público, y este caso hablamos de AESAN, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición dependiente del Gobierno.
AESAN es una asociación dependiente del Ministerio de Consumo que no solo vela por los intereses del consumidor en materia de seguridad, sino que también le aporta información nutricional sobre los diferentes productos para hacer frente, no solo a problemas que se puedan derivar por las malas artes de las empresas proveedoras en materia sanitaria, sino que también hacen función de prevención contra males endémicos de la sociedad, como puede ser la obesidad, el hambre, etc…
Con el objetivo de crear una cultura de seguridad alimentaria en España, todos los requisitos de actuación a nivel nacional se recogen en la Ley 17/2011, de 5 de julio, de seguridad alimentaria y nutrición.
A nivel europeo, es la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) quien se encarga de protegernos como consumidores, y a nivel internacional, la FAO (Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) o la OMS (Organización Mundial de la Salud) son los que velan por nuestra seguridad alimentaria a nivel global.
La cultura de seguridad alimentaria es uno de los pilares sobre los que se asienta nuestra cultura corporativa, que tiene como objetivo fundamental ofrecer al consumidor la garantía de que va a disfrutar de un producto con la máxima calidad posible.
Valles del Esla | abril 18, 2023